Islote de la Fermina: si César levantara la cabeza...

El Islote de la Fermina proyectado por el gran artista e hijo predilecto de Lanzarote César Manrique nunca ha podido ser disfrutado por aquellos para los que se construyó: los ciudadanos.
La ineptitud de las autoridades, la enorme corrupción y las ignorancia de muchos han conseguido que esta maravilla arquitectónica esté en condiciones deprorables una y otra vez.

Para lo único que ha servido es para esquilmarlo a costa de corruptelas, de gastar dinero por gastar para beneficiar a unos cuantos interesados y de jugar con los arrecifeños, engañándolos y vacilándolos.


Cierta vez casi se provoca una burrada monumental al aprobar un nuevo proyecto del famoso corrupto real Carlos Morales, que pretendía modificar por completo lo que César Manrique había plasmado en su mente. Pero por suerte, se anuló, y al menos seguimos teniendo la maravillosa estructura del que ha sido único salvador de Lanzarote, y a quién le debemos gran parte de lo que tenemos ahora.




Islote de Fermina: Cronología de un proyecto

Años 70

César Manrique diseña una intervención para el Islote de Fermina Una piscina, un solarium, un embarcadero y un bar. Las obras casi se terminaron pero nunca se le dio uso. El lugar se abandonó.

2000

La consejería de turismo del Gobierno de Canarias decide sacar un concurso de ideas para recuperar ese espacio.

2001

Gana el proyecto ‘Mareas', del arquitecto lanzaroteño Carlos Morales. El nuevo proyecto no contempla piscina, sino una plaza central, varios locales de ocio y un centro náutico de vela. Las obras no se llegaron a adjudicar. Se eliminó la calzada de hormigón que unía el Islote con Arrecife y se colocó un puente de madera, muy poco aplaudido.

2005

La consejería de turismo del Gobierno de Canarias anuncia que no se va a ejecutar el proyecto de Morales y que se va a recuperar el de Manrique, respetar al máximo el boceto original.

2006

Se inician las obras, con un presupuesto de 1.200.000 euros y un plazo de ejecución de nueve meses.

2007

En mayo, unos días antes de las elecciones municipales se realiza un acto de inauguración para la prensa y los políticos, pero las obras no están acabadas. Pasa el tiempo y se aumenta el presupuesto porque no se había hecho la instalación eléctrica y la zona no tiene suficiente potencia instalada. Las obras cuestan el doble.

2008

La consejería de turismo del Gobierno de Canarias entrega la obra. Pero la concesión administrativa de la Autoridad Portuaria de Las Palmas caduca (el islote aún está afectado como zona portuaria, a pesar de que no tiene ese uso hace años y pertenece a Puertos).

2009

El Ayuntamiento firma un nuevo convenio y pagará anualmente a Puertos 38.000 euros. Reconoce también que el paso del tiempo ha deteriorado el espacio y requiere una nueva puesta a punto. No hay acuerdo sobre la gestión del espacio: se baraja ceder el espacio a los CACTS, ceder sólo la gestión del bar, o instalar allá el museo del mar, el de la sal o el de los cetáceos.

2010

El Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Las Palmas aprueba la concesión del Islote de la Fermina al Ayuntamiento de Arrecife. El Ayuntamiento se felicita por el desbloqueo del asunto. A los meses, otro problema: la licitación para explotar el Islote está pendiente de “cuestiones burocráticas”. El Ayuntamiento anuncia 2011 como año de apertura al público.

2011

Pintadas, cristales rotos, un incendio de unas maderas en el puente… Los desperfectos se acumulan y la prensa local y regional se hace eco del problema. El Ministerio de Fomento suprime el uso portuario del frente marítimo de Arrecife, y eso supone la paralización del expediente de concesión administrativa que había puesto en marcha la Autoridad Portuaria de Las Palmas, para traspasar la gestión del Islote de Fermina al Ayuntamiento de Arrecife.

2012

El Ayuntamiento debe solicitar formalmente a Costas la gestión del espacio, pero debe acordar “a que a qué se va a dedicar el Islote”. La parálisis vuelve a producirse porque el Consistorio capitalino, al no estar en disposición de gestionar directamente el islote, se detiene a pensar qué proyecto es el más viable para ese entorno.

Fuente: Diario de Lanzarote